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Cuidar la salud dental no se trata solo de cepillarse los dientes dos o tres veces al día. Hay ciertos hábitos que muchas personas tienen sin darse cuenta y que, con el tiempo, pueden causar problemas serios como caries, sensibilidad, inflamación de encías o incluso la pérdida de piezas dentales.

Desde nuestra clínica dental, vemos constantemente pacientes que se sorprenden al descubrir que sus problemas dentales no vienen solo por una mala higiene, sino por costumbres diarias que parecen inofensivas. Por eso, aquí te contamos cuáles son esos hábitos perjudiciales y cómo puedes evitarlos para mantener una sonrisa saludable.


1. Cepillado agresivo: más daño que beneficio

Uno de los errores más comunes que encontramos en consulta es el exceso de fuerza al cepillarse. Muchos piensan que si frotan con más intensidad, sus dientes quedarán más limpios. Sin embargo, lo que realmente ocurre es que se desgasta el esmalte dental, lo que puede llevar a una mayor sensibilidad y a la recesión de encías.

Nos hemos encontrado con pacientes que llegan con dientes visiblemente desgastados en la zona del cuello dental (cerca de la encía) y con encías retraídas. Al preguntarles sobre su rutina, casi siempre tienen algo en común: un cepillado demasiado enérgico y el uso de cepillos de cerdas duras.

Lo ideal es utilizar un cepillo de cerdas suaves y hacer movimientos circulares suaves en lugar de frotar horizontalmente con fuerza. Un cepillo eléctrico con sensor de presión también puede ayudar a evitar el exceso de fuerza.


2. Rechinar o apretar los dientes (bruxismo): un enemigo silencioso

El bruxismo es un hábito involuntario que puede ocurrir durante el día o la noche y que, con el tiempo, provoca desgaste en los dientes, fisuras en el esmalte e incluso dolores de cabeza o de mandíbula.

Muchos pacientes ni siquiera son conscientes de que rechinan los dientes hasta que notan molestias o su pareja les dice que lo hacen mientras duermen. En otros casos, lo descubrimos en consulta al ver signos de desgaste en las piezas dentales.

Si sospechas que puedes estar apretando o rechinando los dientes, consulta a tu dentista. En muchos casos, recomendamos el uso de una férula de descarga para proteger los dientes durante la noche. Además, practicar técnicas de relajación y reducir el estrés puede ayudar a controlar este hábito.


3. Usar los dientes como herramientas

A todos nos ha pasado: necesitamos abrir un paquete y no tenemos tijeras a mano, así que recurrimos a los dientes. O quizás intentamos cortar un hilo o incluso destapar una botella.

Esto es un error que puede salir caro. Los dientes no están diseñados para soportar ese tipo de presión y, con el tiempo, pueden aparecer microfisuras que, aunque no se noten a simple vista, debilitan la estructura dental y pueden derivar en fracturas.

Hemos tratado a pacientes que han partido un diente por intentar abrir una bolsa de patatas o han roto un empaste por morder algo demasiado duro.

La solución es simple: usa las herramientas adecuadas para cada tarea y reserva tus dientes solo para comer.


4. Uso incorrecto del hilo dental

El hilo dental es esencial para una higiene completa, pero si se usa mal, puede ser contraproducente. Aplicar demasiada presión o hacer movimientos bruscos puede dañar las encías y causar inflamación o pequeñas heridas.

Algunos pacientes nos comentan que evitan usar hilo dental porque «les hace sangrar las encías», cuando en realidad es la falta de uso lo que hace que las encías estén más inflamadas y sensibles.

La clave está en deslizar el hilo suavemente entre los dientes, formando una «C» alrededor de cada pieza y sin forzar. Usarlo a diario ayuda a mantener las encías sanas y a prevenir la acumulación de placa.


5. Consumir demasiadas bebidas azucaradas o ácidas

Los refrescos, jugos cítricos y bebidas energéticas pueden parecer inofensivos, pero su alto contenido de azúcar y ácidos contribuye al desgaste del esmalte y al desarrollo de caries.

En consulta, notamos que los pacientes que consumen este tipo de bebidas con frecuencia suelen tener más problemas de sensibilidad dental y caries. En algunos casos, incluso hay desgaste visible en la parte frontal de los dientes debido a la erosión ácida.

Si no puedes evitar consumir estas bebidas, intenta hacerlo con pajita para reducir el contacto con los dientes y enjuágate la boca con agua después.


6. No hidratarse adecuadamente

Beber poca agua no solo afecta la salud general, sino también la bucal. La saliva es fundamental para neutralizar los ácidos y mantener la boca libre de bacterias, por lo que una boca seca aumenta el riesgo de caries y mal aliento.

Algunos pacientes que sufren de sequedad bucal notan que su aliento empeora y que desarrollan caries con más facilidad.

Beber suficiente agua y, en algunos casos, masticar chicle sin azúcar puede ayudar a estimular la producción de saliva.


7. Fumar o masticar tabaco

El tabaco no solo mancha los dientes y causa mal aliento, sino que también aumenta el riesgo de enfermedades de las encías, caries e incluso cáncer oral.

Pacientes que han fumado durante años a menudo presentan encías retraídas y dientes oscurecidos. En algunos casos, la pérdida de piezas dentales ha sido inevitable.

Dejar de fumar es lo mejor que puedes hacer por tu salud oral y general.


8. Masticar objetos no alimenticios

Morder bolígrafos, uñas o hielo puede parecer un hábito inofensivo, pero puede causar microfisuras en los dientes y dañar empastes o coronas.

Hemos visto fracturas en pacientes que tenían la costumbre de masticar hielo con frecuencia.

Evita este hábito y busca alternativas más seguras, como chicle sin azúcar.


9. Saltarse el cepillado nocturno

Por la noche, la producción de saliva disminuye, lo que deja los dientes más vulnerables a las bacterias. Si no te cepillas antes de dormir, la placa bacteriana se acumula y puede provocar caries.

Establece una rutina para asegurarte de cepillarte siempre antes de acostarte.


10. No cambiar el cepillo dental regularmente

Un cepillo desgastado pierde efectividad y puede acumular bacterias.

Cámbialo cada 3 meses o antes si las cerdas están abiertas.


11. Cepillarse inmediatamente después de comer

Si has consumido alimentos ácidos, el esmalte se debilita temporalmente, y cepillarte en ese momento puede dañarlo.

Espera al menos 30 minutos antes de cepillarte o enjuágate con agua primero.


Hemos visto cómo pequeños cambios en la rutina pueden hacer una gran diferencia en la salud dental. Si reconoces alguno de estos hábitos en tu día a día, es momento de corregirlo. Al final, la prevención siempre será la mejor estrategia para mantener una sonrisa sana y fuerte.